"Artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:
1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a
su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda,
la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los
seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida
de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad."
Entre otros muchos artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
figura éste, referente al derecho a tener una vivienda digna en casos de pérdida
de sus medios de subsistencia por circunstancias ajenas de su voluntad, visto lo visto,
tanto el gobierno como los bancos se pasan por el arco del triunfo una de las normas
básicas de los derechos humanos, y ¿no hay nadie que los castigue? ellos también están
cometiendo un delito al no cumplir con este y la mayoría de los artículos. O ¿es que
el que no paga su hipoteca lo hace porque no quiere? por lógica es porque no puede,
y primero es sobrevivir, comer y pagar los carísimos servicios básicos (agua, luz...)
porque el teléfono fijo se está convirtiendo en un artículo de lujo, habida cuenta
también de las abusivas cuotas que se cobran por un servicio deficiente.
La verdadera pena de todo esto es que los gobernantes -me da igual quienes sean-
vuelven la cara a otro lado en todos los casos, tanto de suicidio como de desahucio,
y sólo se ocupan de su propio bienestar y si tienen tiempo miran de soslayo lo que le
pasa al pueblo, ahora, eso si, cuando llega la época de las elecciones todo son parabienes
y promesas que ninguno cumple (otro delito).
Antiguamente los pactos y contratos se sellaban con un apretón de manos,
eso obligaba a ambas partes a cumplir lo estipulado, como perfectos caballeros,
siendo deshonroso quien no cumpliese ese pacto, en estos tiempos cualquier
"mindundi" con corbata necesita cientos de escritos para no cumplir sus promesas,
la deshonra y la honradez brillan por su ausencia.
¿Cuántas muertes más vamos a consentir para expulsar a esta lacra de nuestro país?
